La confianza del consumidor es un indicador económico que intenta medir el sentimiento que tienen los consumidores respecto a la situación económica y a su situación económica individual.
El grado de optimismo ante la situación económica y grado de seguridad respecto a sus ingresos, es clave en el gasto del consumidor, es decir, es clave en el consumo, una de las actividades clave de la economía. De forma general, una confianza del consumidor alta propulsará la expansión económica al estar gastando más y no reteniendo el dinero y recursos. Por el contrario, una confianza del consumidor baja se tenderá más al ahorro que al gasto lo que quita dinamismo económica y provoca contracción del crecimiento económico. Un tendencia a la baja continuada de la confianza del consumidor es indicativo de un sentimiento negativo y generalizado de la situación económica, por ejemplo, si los consumidores en general sienten que es díficil encontrar y mantener un empleo en la situación económica actual, su confianza bajará y descenderá el gasto frenando el crecimiento económico.
Utilidad de la Confianza del Consumidor como indicador económico
La confianza del consumidor, afecta a la situación económica global del país. Por ello, es de utilidad para la planificación de producción y otras operaciones de empresas o para la preparación de políticas fiscales de los gobiernos.
Por ejemplo, si se espera que la confianza del consumidor caiga, estos reducirán el volumen de compras y gastos y las empresas y productores pueden planificar una bajada en el nivel de producción. Esta caída es especialmente sensible en productos caros y duraderos como pueden ser bienes inmobiliarios y del sector automovilístico. Por tanto, ante esta situación las constructoras probablemente bajarán el ritmo de construcción, los bancos reducirán la concesión de préstamos, hipotecas y tarjetas de crédito y los gobiernos se prepararán para recibir menos ingresos por los impuestos directos de compras como el IVA.
Por el contrario, si la confianza del consumidor está registrando una mejora sostenida, consecuentemente aumentará el gasto en bienes y servicios. Las empresas aumentarán la producción e inventarios así como las plantillas (creación de empleo directo e indirecto), los bancos realizarán más operaciones de crédito y los gobiernos dispondrán de más ingresos para disponer en gasto público e inversiones gubernamentales.